Centenares de personas se concentraron anoche ante la sede del Concello de Barro en señal de repulsa contra «el feminicidio» de Jéssica Méndez, la joven que murió a consecuencia de que su vehículo fuese embestido por otro coche que conducía un vecino, José Eirín, de 41 años que acosaba a Jessica.

Para el Juzgado no hubo duda: el detenido y enviado a la prisión de A Lama por homicidio.

Durante la concentración, María González, amiga y compañera de trabajo de la víctima, leyó un manifiesto reivindicando «justicia» para Jéssica, una mujer con un carácter «alegre y cariñoso» que tenía «toda la vida por delante» hasta que le fue arrebatada «por un feminicida que estaba obsesionado con ella».

La lectora del manifiesto ha recordado que el acoso sufrido por la víctima alcanzó niveles tan elevados que tuvo que poner cámaras de vigilancia e incluso optar por cambiar de casa. «Probablemente él se creyese con la potestad de arrancarle la vida como otros feminicidas», ha dicho, antes de hacer un llamamiento: «No nos amedrentemos cuando veamos una situación de acoso, sea de un desconocido, conocido o vecino. Los feminicidas también viven cerca», ha remarcado.