Las 17 medallas de España en los JJOO Tokio (tres oros, ocho platas y seis bronces), indican que nuestro país se mantiene. Ni avanza ni retrocede, aunque con buen nivel competitivo general: 42 diplomas, además de los metales.
Hay claroscuros. La buena salud del atletismo contrasta con la mala tendencia de la natación, una vez finalizada la gran era de Mireia Belmonte. El balance es más positivo que negativo, puesto que el contexto de los últimos años ha penalizado mucho los recursos económicos que sostienen al deporte olímpico. En concreto, el programa ADO, clave en las 22 medallas de Barcelona’92, la cita del despegue.

Algunas de sus ausencias menguaron los podios: Rafa Nadal, John Rahm o Carolina Marín. Las dificultades derivadas de la pandemia han sido, en cambio, para todos, aunque han resultado más perniciosas para los europeos, dado que las limitaciones a la estancia en Japón perjudicaban a los países con más diferencia horaria, al tener menos tiempo de adaptación.