20 años después de los atentados del 11-S y 4 años después de la masacre en Las Ramblas, la reconquista del poder en Afganistán por los talibanes que impondrán un régimen de terror mediante un estado islámico, avergüenza a España y al resto de los países occidentales que hemos abandonado a su suerte al pueblo afgano.
Los talibanes, sin pegar prácticamente un tiro, se han hecho con el dominio del país que concluyó con la toma de la capital, Kabul, en unas horas mientras el presidente y el gobierno abandonaban Afganistán.
La reconquista del poder por parte de los talibanes se ha visto ayudada por la retirada de tropas extranjeras, tanto de USA como de la OTAN que gradualmente decidieron todos los países occidentales. España, entre ellos, después de habernos dejado un centenar de soldados españoles muertos allí en atentados y algún accidente aéreo como los que padecieron tropas de la BRILAT, la unidad especial del Ejército de Tierra con base en el cuartel de Figuírido, en Pontevedra.
Es tremendamente triste que Occidente permita un retroceso tal de los derechos humanos, especialmente, para las mujeres afganas que serán obligadas de nuevo al burka y demás aspectos de la represión talibán.
Y lo más inquietante de cara al futuro: los talibanes preparan una nueva ofensiva de terror internacional que traerá muerte, desolación e inestabilidad al resto del mundo.