El Gobierno ha decidido trasladar la presión sobre una cuarta prórroga del estado de alarma hacia la oposición y de modo muy particular sobre el Partido Popular. Especialmente desde que ayer Pablo Casado avisó que los diputados del PP no votarían a favor de una nueva prolongación del estado de alarma hasta el 26 de mayo.
A la vista de la amenaza del PP, el presidente Sánchez y sus ministros avisan que si no hubiese respaldo parlamentario y tuviese que retirarse el estado de alarma, tendrían que cesar todas las medidas de restricción de movilidad, acabaría el teletrabajo, las medidas de apoyo a las empresas, ERTEs por causa de fuerza mayor y otras ayudas sociales y económicas que se están aplicando.
Ayer Sánchez y Casado estuvieron hablando por teléfono una hora sin llegar a un acuerdo. El jefe de la oposición le transmitió al presidente del Gobierno que el PP no va a apoyar la prórroga del estado de alarma en la votación que tendrá lugar mañana miércoles en el Congreso de los Diputados, según la versión de la conversación entre ambos que relató el ministro José Luis Ábalos, en una rueda de prensa.
De hecho Ábalos valoró que si el PP no apoya el estado de alarma «le haría responsables del caos económico y social que se puede generar e incluso de un posible rebrote de los contagios» ya que no habría ningún procedimiento de restricción ni control de la movilidad.
Pese a lo intrincado del asunto parece que cabe un atajo: que el PP no vote en contra sino que se abstenga y de esta manera el Gobierno logre sacar la revalidación de la prórroga con una mayoría escuálida pero suficiente.