El delantero del Real Club Celta de Vigo, Santi Mina se enfrenta a una condena de 8 años de cárcel, acusado de una agresión sexual a una joven en Mójacar (Almería) que habría ocurrido en una autocaravana en un camping en junio de 2019.

Mientras que los abogados defensores de Santi Mina y de su amigo y también futbolista gallega, David Goldar, acusado como cooperador necesario, consideran que no hubo delito sino una relación sexual consentida, la fiscalía considera que hay «un cúmulo de pruebas» que incriminan al delantero del Celta.

El fiscal del caso, Miguel Blasco ha indicado que, una vez «constatada» la presencia de ADN de Santi Mina en la exploración ginecológica, solo quedaba establecer si, en la madrugada del 16 de junio de 2019, en el interior del vehículo, el  sexo se produjo «con pleno consentimiento o sin consentimiento».

Para el fiscal hubo «violencia, no solo por la falta de consentimiento, que fue expresa, sino también porque el acusado actuó de forma absolutamente sorpresiva, inesperada, imprevisible». El fiscal ha asegurado que existen «elementos probatorios suficientes» y relató que las pruebas periciales forenses revelan que las lesiones tanto físicas como psicológicas «son absolutamente compatibles con la agresión sexual denunciada por la víctima.

El caso ha quedado hoy jueves visto para sentencia.