La quinta ola en Portugal ha alcanzado proporciones tales que el gobierno de António Costa, ha aprobado en Consejo de Ministros que desde este viernes será obligatorio en todos los hoteles y establecimientos de alojamiento en el país lusitano presentar un certificado de vacunación o bien un test de antígenos negativo.
La misma exigencia se impone también para comer o cenar en el interior de los restaurantes de los 60 municipios de más riesgo, y desde el viernes a las 19 horas hasta el domingo por la noche también en sus terrazas. Los menores de 12 años están exentos de presentar los test negativos en dichos establecimientos. La ministra de la Presidencia, Mariana Vieira da Silva, ha afirmado que «se multará con hasta 500 euros a los huéspedes o clientes de restaurantes que no cumplan estas imposiciones y hasta 10.000 euros a los dueños de hoteles o restaurantes que lo infrinjan».
El toque de queda a las 23 horas abarca desde este viernes a 60 municipios lusos, 27 con riesgo muy alto, más de 240 casos por 100.000 habitantes, como Lisboa, Porto, Cascais, Sintra y Faro, y 33 con riesgo elevado, más de 120 casos por 100.000 habitantes, como Braga, Gaia, Matosinhos, Santo Tirso, Famalicão y Trofa, en la región norte del país.