La carrera de Vangelis discurrió desde finales de los años 60 en diferentes ámbitos, pero uno en concreto le hizo mundialmente célebre: el uso de instrumentos electrónicos al servicio del cine.
Se llevó un Oscar por Carros de fuego -la melodía del tema principal se ha usado como eficaz metáfora del esfuerzo, del lento avance hacia la gloria-, aunque su mejor obra sin duda es la música que entregó a Ridley Scott para su clásico de la ciencia-ficción Blade runner.