Al presidente de Castilla-León se les esperaba hoy en la comitiva oficial del viaje inagural del AVE entre Madrid y Ourense. Pero Alfonso Fernández Mañueco tenía otro plan: comunicar la disolución del Parlamento autonómico y convocar elecciones anticipadas en esa comunidad, fechadas para el 13 de febrero.

La decisión -que recuerda la misma estrategia que usó Isabel Díaz Ayuso en Madrid contra sus socios de Ciudadanos- ha pillado por sorpresa a todos, menos al PP que lo llevaba urdiendo desde hace semanas. El primer estupefacto y cabreado ha sido Ciudadanos que mantenía gobierno de coalición con el PP. Francisco Igea, vicepresidente de la junta, ha sido cesado por Mañueco al igual que el resto de miembros del gobierno regional que pertenecen al partido naranja.

Igea ha asegurado sobre Mañueco que «una persona que celebra elecciones en este momento deshace toda la política sanitaria, pone en riesgo a la población por un interés partidista, no es un hombre de bien».

Por su parte el presidente Mañueco en una comparecencia realizada esta mañana ha acusado a «Ciudadanos» de «deslealtad, por haber pactado los presupuestos que van a debatir este miércoles y el jueves con la formación independiente «Por Ávila» a espaldas de Mañueco.