Desde este lunes 13 de septiembre, el uso de la mascarilla en la calle dejará de ser obligatorio en Portugal, según acuerdo político mayoritario entre los partidos con representación parlamentaria en ese país.

En Portugal era obligatorio el uso de la mascarilla en la calle desde hace casi un año, desde octubre de 2020 siempre que no fuera posible mantener la distancia social aconsejable. Cierto es que la exigencia no iba acompañada de una aplicación de sanciones, lo que convirtió la obligatoriedad en menos estricta. Pero ahora las autoridades se desmarcan absolutamente de la petición.

Lo que persistirá será el llamado «turismo sanitario» de españoles residentes en provincias limítrofes con Portugal, como Pontevedra y Ourense que pasan al otro lado de la «raia» para adquirir en farmacias y establecimientos lusitanos test de antigenos, mascarillas y gel que están a precios más bajos, gracias a que se les aplica IVA super reducido.

El coste de las pruebas para detectar positivos no pasa de los 2,10 euros en Portugal, que las vende no solo en las farmacias sino que también las ha autorizado en los supermercados. Algo totalmente distinto a lo que sucede en España, donde el precio de los mismos test oscila entre los siete y los 10 euros.