Portugal ha entrado en fase de contención para frenar la expansión de ómicron, que ya domina en el país con más de 60% de los casos de covid. La consecuencia, más restricciones como el cierre del ocio nocturno, el teletrabajo obligatorio y los test en hoteles. La semana de contención que el Gobierno había anunciado entre el 2 y el 9 de enero se ha decidido ampliar y se adelantó desde el sábado día de Navidad.

Por ahora, la incidencia a 14 días está en 630 casos por 100.000 habitantes, aunque las hospitalizaciones y la mortalidad se mantienen significativamente por debajo de las cifras alcanzadas en olas anteriores. 

Bajo esa incertidumbre, Portugal ha vuelto a aplicar nuevas restricciones, como el teletrabajo obligatorio o el cierre del ocio nocturno, un nuevo mazazo para este sector, que solo reabrió en octubre, tras 18 meses cerrados y que no podrá abrir el día del año que más caja hace, Nochevieja.

Además, también es obligatorio presentar un test negativo para entrar en hoteles, bodas y bautizos, espectáculos culturales y recintos deportivos como estadios de fútbol, independientemente del aforo. El test también es obligatorio para los vacunados, y solo están exentas las personas que tienen un certificado digital de recuperación porque han pasado el virus en los últimos 6 meses.

Desde el día de Navidad están cerradas las guarderías, aunque varios centenares de escuelas abrirán para acoger a los hijos de los trabajadores esenciales.

La restauración también tiene nuevas reglas para las fiestas, que en su caso estrenaron ya en Nochebuena: el 30, 31 de diciembre y 1 enero es obligatorio presentar test negativo para entrar en un restaurante, aunque no para las terrazas.